“Hay que comprometerse, hay que practicarlo. Hay que seguir adelante y no rendirse. La práctica cambia lentamente los hábitos de la mente. Al realizar esta práctica de forma regular y continua retiras tu atención de las corrientes superficiales de pensamientos y la reubicas en el lugar donde el propio pensamiento comienza a manifestarse. En este lugar comienzas a experimentar la paz y la quietud del Ser y eso te da el incentivo para continuar.
Bhagavân tenía una analogía muy apropiada para este proceso. Imagina que tienes una vaca encerrada en un establo. Si dejas la puerta abierta, la vaca saldrá en busca de comida. Puede que algunas veces encuentre comida pero muchas otras veces se meterá en problemas por pastar en campos cultivados. Los propietarios de estos campos la golpearán con palos y le tirarán piedras para ahuyentarla pero volverá una y otra vez y sufrirá repetidamente porque no entiende la noción de los límites del campo. Simplemente está programado para buscar comida y comerla allí donde encuentre algo comestible.
La vaca es la mente, el establo es el corazón. Cuando deambula por el exterior buscando placer y felicidad solo se mete en problemas, pero cuando se queda en casa, en el corazón, disfruta de la paz y el silencio. Al final, aunque la puerta del establo esté siempre abierta, la mente elegirá quedarse en casa y no deambular.
Bhagavân dijo que el camino de la contención era el camino del Yogui (practicante de Yoga). Los yoguis intentan lograr la contención forzando a la mente a estar quieta. La indagación en el Ser da a la mente la opción de vagar por donde quiera y logra su éxito persuadiendola poco a poco de que siempre será más feliz quedándose en casa.”