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El Silencio es el Lenguaje del Corazón

El mes pasado experimenté mi primer fin de semana en “La Isla de Meditación Vipassana”. Un amigo ya lo había hecho y cuando me lo encontré poco después, sonreía muy feliz. También se le notaba una profunda paz y calma que, según me dijo, le ayudaba en la vida diaria. Todo esto me produjo mucha curiosidad y cierta envidia, así que aproveché la siguiente oportunidad para participar yo también y saber lo que es pasar todo el fin de semana conmigo misma en una “isla” y qué podía eso hacer por mí.

La isla consta de una silla, otra silla de suelo con respaldo, un cojín de meditación, un colchón, una manta y una almohada. En un grupo y con la presencia del maestro espiritual John David, pasé todo el fin de semana en mi “isla” con los ojos tapados, completamente conmigo misma, sin teléfono, libros, música ni ninguna otra distracción. Fue un viaje increíble a mí misma y lo recomiendo a todo el mundo. Además del apoyo energético del grupo y del maestro espiritual, un equipo de ayuda estuvo presente las 24 horas del día, me traían comida y bebida regularmente y me guiaban al baño para que siempre pudiera tener puesto el antifaz, lo que fue de gran ayuda para la meditación.

Empecé con grandes expectativas y, al principio, me sentí muy decepcionada ya que en las primeras horas pasé por una auténtica tormenta de pensamientos. Después de un tiempo, me encontraba ya realmente exhausta. Pero más tarde, el flujo empezó a disminuir, aparecieron algunas lagunas y pude ver como se repetían constantemente pensamientos muy simples. Algunos surgían una y otra vez y en ellos fui capaz de observar mis estructuras principales. que son la base de algunos de mis patrones de conducta; aparecieron las emociones, también algunas sensaciones corporales, el dolor y los recuerdos… ¡Es increíble lo que puede pasarnos por dentro sin que exista ninguna interacción o desencadenante desde el exterior!

Conforme fue pasando el tiempo, empecé a sentir un silencio que parecía volverse más y más denso. Y en esta profunda calma, lenta y delicadamente, el amor comenzó a surgir, acompañado de una sensación de paz y alegría como nunca antes había experimentado. Perdí la noción del tiempo… Recuerdo que, al final, cuando me quité el antifaz, me sentí tan emocionada, tan tranquila y tan contenta que apenas podía hablar.

Creo que la experiencia y el viaje de cada uno durante este fin de semana fue diferente pero, de alguna manera, al final todos caímos en un profundo espacio de quietud. Para mí, este fin de semana en silencio, en mi pequeña “isla”, fue como una gran ola de amor que me arrastró muy dentro de mí. Fue una gran oportunidad para aprender a conocerme mejor y a comprender cómo funcionan mi mente y mi cuerpo.

Experimenté directamente que los pensamientos, las emociones, las sensaciones corporales e incluso el dolor, todo, viene y va. Hay algo más en mí que siempre permanece inmóvil sin ser afectado por todas estas sensaciones, lleno de amor, de paz y de dicha. Este “algo” parece, a menudo, bastante pequeño y vulnerable y, a veces, se ve desbordado por mi ajetreada vida diaria, por lo que pierdo o apenas me siento en contacto con él.

Yo ya conocía esto de antes, pero la experiencia directa hace que este conocimiento sea más profundo. Mi consciencia es más clara y más fuerte el anhelo de no perder contacto con este maravilloso, maravilloso algo, que en realidad soy YO. Este encuentro profundo e íntimo conmigo misma durante el fin de semana en la isla Vipassana, ha dejado en mí un enorme agradecimiento y una sonrisa de satisfacción en mi rostro que todavía siento en mi interior.

Anna Moore, Junio 2019